agosto 11, 2023

11 de agosto de 2023, de Gravenhurst a Madawaska

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Nos vamos despertando sin ayuda de despertadores y bajamos a desayunar. No nos gusta mucho ni la variedad ni la calidad del buffet. Una curiosidad: los huevos pelados envasados...

Echamos unas risas (disimuladas) porque al lado nuestro está sentada una emuladora de Edna de la película "Los Intocables" con su pelo negro, de corte rectilíneo, lacio y abultado.

En la misma mesa se sienta, posteriormente, una locuaz familia mejicana de Monterrey (por debajo de Texas). Los padres venían a recoger a sus dos pequeños hijos que habían estado de campamentos canadienses y ahora aprovecharían para estar una semanita de turismo todos juntos, hoy les tocaba esquí acuático. Siempre es un gusto hablar en uno de nuestros idiomas... (aunque sean un poco pijitos).

Emprendemos la jornada en coche hacia nuestro destino de hoy: Algonquin park.

Durante los viajes que hacemos en coche siempre ayuda nuestra selección de música mediante un mítico "pen drive", las dos primeras canciones de hoy han resultado Hakuna matata y Happy de Williams Pharrell, no se puede comenzar con mayor optimismo.

Transcurrimos por autopistas o carreteras rodeadas de un precioso e intenso verde. Hasta en las medianas de las autopistas crecen bosques.

Mar tiene mucha facilidad para dormirse en cualquier medio de transporte y si además sumamos que todavía se está recuperando de sus cambios de horarios, da como resultado su casi permanente estado catatónico nada más sentarse en nuestro vehículo.

Pasamos por Dwight, como la mayoría de pequeñas poblaciones, no se percibe un centro urbano ya que las casas están diseminadas y rodeadas de vegetación.

Entramos la parque por la Puerta Oeste. Algonquin Park tiene una extensión inmensa de 7.653 km² y es atravesado por una única carretera que cuenta con 56km, la “Highway 60”, también conocida con el nombre “Parkway Corridor”.

La Puerta Oeste es el km 0 y la Puerta Este el km 56. Frecuentemente hay señalizaciones de senderos, lagos, zonas de pic-nic, etc. Perdemos la cobertura de los datos móviles y no la volveremos a recuperar hasta salir del parque. Quizás sea una medida para que focalicemos nuestros sentidos en el disfrute del parque pero nos deja un poco perplejos, ¿y si ocurre alguna urgencia?

Entramos en el "Visitor center" para comprar el permiso de visita. Algonquin Park es un parque provincial, por lo tanto, no está incluido en el pase anual de la red de parques nacionales de Canadá.

El senderismo es la mejor manera de conocer este parque. Hay rutas adecuadas para los diferentes estados de forma: fáciles, de dificultad media y muy difíciles.

Al inicio de cada recorrido hay un registro de visitantes, hay que apuntar en una libreta: el día, el nombre de un miembro del grupo, nacionalidad y el número de personas. Una medida de seguridad (curiosa pero justita) de seguir nuestro rastro.

Desde que hemos entrado se ven canoas por todos los lados, es una de las actividades principales que practicar en este lugar. Nos vamos motivando…

Primer sendero que emprendemos: Whiskey Rapids Trail. Está situada en el km 7,2. Es un sendero circular, inicialmente atravesamos una zona boscosa y después caminamos junto a un río hasta llegar a los rápidos (no muy veloces) de Whiskey.

Enseguida podemos apreciar la gran belleza...

Aquí los rápidos…

El camino lo suaviza la gran cantidad de materia orgánica que hay y las raíces de los árboles ayudan a la solidez de nuestros andares, paisaje encantado y precioso.


Por la alta humedad de estos parajes, frecuenten, entre otras muchas especies, los helechos y el musgo. La variedad y el tamaño de árboles son grandes, una especie que destaca es el Arce, cuya hoja está representada en la bandera canadiense.

Casi todo este país está cubierto de bosques. Debe ser muy complicado gestionar tal ingente cantidad de naturaleza. Vemos muchos árboles caídos por todo el sendero y también dentro del río. En este tronco podemos ver un animal alóctono…

Segundo sendero del día: Hardwood lookout, un recorrido donde destaca el prominente mirador sobre los lagos distantes.

Una pequeña y simpática ardilla...

Paramos en el Canoe lake, Como su nombre indica, un lugar ideal para practicar este noble deporte acuático pero antes nos agenciamos unas burguers, alguna ensalada, un wrap... y para deleite y consuelo de Cris, café expreso. 

No podemos resistirnos de practicar esta clase de navegación ya que el entorno y las condiciones invitan a ello. Al principio nos parece un poco atrevido ir sin guía ni directrices pero después nos resulta una actividad fantástica. Es fácil de manejar y nos produce una gran tranquilidad y paz. Como podéis ver en la proa de la embarcación hay impreso un animal muy representativo, el colimbo grande o Loon (imagen incluida también en las monedas de 1$).

Precisamente nos encontramos a una familia de esta especie. Aquí la mamá colimbo a punto de alimentar a su vástago con un pececito…

Disfrutamos de lo lindo…


Por un momento, amarramos las canoas a una isla y nos encaramamos a su zona más alta. Nos sentimos un poco Robinsones…

En el lago frecuentan las libélulas, esta se posa en la canoa de Noa y Cris...

Pasamos al tercer ”trail” del día: Peck Lake, una ruta circular por el lago Peck de unos 2 km y fácil tránsito. Casi no nos encontramos a nadie. Mágico…

La población de osos en todo el parque es de unos 1.000 ejemplares. En las instrucciones recibidas en el visitor center se incluye que hacer en caso del encuentro fortuito: estar tranquilo (ja,ja!), no correr, mantenerse en grupo, levantar los brazos y hacer ruido... Por suerte no parece que sea frecuente pero hay que estar preparados. Por ahora los únicos animales que molestan son los mosquitos, hay muchos aunque no son ni muy listos ni muy agresivos.

Un aspecto muy destacable es la proliferación de seres fúngicos de todos los tipos y colores...

Algunos de una medida considerable...


Salimos por la puerta del Este…

Hoy pernocataremos en el Four Seasons de la ciudad Madawaska. Nos da la bienvenida, su propietaria una argentina parlanchina (como no!) de Buenos Aires. Justo al lado tenemos una gasolinera (por fin, ya estábamos sufriendo un poco) donde repostamos y compramos los ingredientes para la cena y el desayuno del día siguiente (crema, caldo, huevos, chocobatido…)

Nos percatamos que me dejé el adaptador de corriente en el hotel anterior, por suerte, tienen en la tienda de la gasolinera… quien no tiene cabeza… tiene pies.

En la cabina nos visita un enorme y cariñoso gato que por unos momentos nos hace recordar a nuestra Sansa…

Una jornada muy completa que nos deja muy satisfechos y bastante agotados.

Good night!

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1 Comentario de “11 de agosto de 2023, de Gravenhurst a Madawaska”

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