Fantástico y copioso desayuno servido por los propietarios con vistas sobre la bahía. Café nativo pero en este caso, ¡bueno!. La casa tiene todos los detalles, wifi perfecto, cama confortable…
Que gusto levantarse con el simpático Silvain y la servicial Chantal. Un lujo… Silvain nos hace la foto anterior y, por iniciativa propia, nos deja su recuerdo… un cachondo…
Mirar que crepe de Nutella con plátano y fresas… Delicious!…
Nos dirigimos al embarque mientras la niebla va cubriendo el golfo y las montañas que lo rodean. Nos dan el uniforme que en este caso es un impermeable de marino. Mirar que guapos:
Zarpamos en lancha. No tardamos mucho en ver estos grandes mamíferos. Qué emoción! Exclamaciones de sorpresa y placer por toda la nao…
Las ballenas son mamíferos que respiran con pulmones, por lo que necesitan salir cada 10 minutos aunque pueden estar una hora sin respirar.
Apariciones continuas que nos hacen levantarnos de los asientos y no soltar la máquina de fotografiar. Y a pares y resoplando por sus espiráculos…
Con la ayuda de la locuaz guía que no para de mezclar el inglés y el francés y un poco de español en deferencia nuestra, identificamos los “pequeños” rorcuales…
Las marsopas comunes y las jorobadas…
En este estuario también proliferan las gráciles focas grises con sus piruetas…
Algunas ballenas se acercan mucho a los barcos, piel de gallina…
¡Y también por el nuestro! Casi tocan nuestra lancha. La sensación de satisfacción va aumentando. Brutal…
Nos van informando de aspectos interesantes de la etología y la morfología de estos grandes cetáceos como, por ejemplo, que las ballenas se identifican por su cola. Por estos lares ha aparecido varias veces James Bond, un ejemplar que tiene unas manchas que parecen los dígitos “07” o la ballena Queen que no para de venir cada verano desde 1999. En los puntos de información o interpretación suelen tener pizarras con los avistamientos para control y seguimiento de las especies.
Aquí podéis ver que las focas conviven tranquilamente con las ballenas.
Y algunos pajaritos del lugar…
En la época más frías las ballenas necesitan visitar zonas más calientes, muchos de estos ejemplares hivernan cerca de la costas de la República Dominicana donde, entre otras actividades, se reproducen.
El comportamiento de las que estamos viendo es muy similar: efectuan el bufido para poder respirar, enseñan el lomo y después, a veces, nos muestran la fotogénica aleta caudal. La guía nos informa que todas que estamos viendo son hembras. Los machos suelen tener una conducta más solitaria y errática. Algunos de ellos saltan hacia atrás para cautivar a las hembras.
Rodeamos el faro Haut-fond Prince construido en la década del los 60 en la confluencia del estuario de Sanguenay con el golfo de San Lorenzo.
En este hábitat, existe una población de 2.000 belugas, pequeñas ballenas blancas con cabeza prominente y sonrisa cautivadora. Lamentablemente, se constata que su población ha decaído desde las 10.000 de hace muy pocos años. Os podéis imaginar las causas… todas de origen humano.
Nos adentramos en el estuario de Sanguenay y, voila! nos encontramos con una familia, las pequeñas son más grises.
Seguimos más adentro, rodeando las paredes que caen al río-mar.
Y nos encontramos dos focas grises tomando el sol…
Parece la maja desnuda…
Nos saluda con la aleta mientras nos guiña un ojo… o, así nos lo imaginamos…
Para acabar el paseo náutico, nos acercan a una exigua (comparada con otras) cascada de más de 80 m
Maravillados volvemos a nuestro recorrido. Para seguir por la “carretera” hemos de montarnos en un gran ferri gratuito que atraviesa el fiordo cada 20 minutos en los dos sentidos. Vemos el blanco lomo de una beluga.
Este fiordo o estuario tiene una profundidad de 200 metros, en las partes hondas el agua es salada y la cubre el agua dulce provinente de las profusas avenidas de agua de las montañas cercanas.
El ferri nos deja en Tadoussac, un bonito pueblo con mucho ambiente, con sus playas…
Todas las casas cuidadas, inmaculadas…
Comemos y paseito por el “poético” Sentier de la Pointe.
A continuación visitamos el Centro de Interpretación, lleno de huesos e información sobre los cetáceos.
Nos dirigimos al otro lado del pueblo donde se encuentran las Dunes de Sable, arena gruesa que cae muy vertical sobre el agua formando una playa.
Pequeña fauna: una ardilla de tierra joven y un pajarito de rayas parecidas…
Subimos por el Sentier de l’Estuaire para alcanzar la majestuosa vista sobre esta costa…
Volvemos a la carretera paralelo al Parc Marin du Saguenay-Saint-Laurent. Hacemos una parada en Saint Rose du Nord con buenas vistas del fiordo-golfo-estuario
Unos patos muy civilizados…
Unas catalanas muy sonrientes…
Seguiremos hasta el hotel de esta noche, el camino no te deja indiferente, frondosos bosques y ríos caudalosos, eso sí, nos sorprende que no haya cobertura telefónica durante 100 km.
Llegamos a Saguenay atravesando el único puente en 150 km y contemplando el bonito ocaso.
Una cenita y a dormir, un día para enmarcar!
Mañana más…
Muy emotivo esta parte del trayecto. Ver esas colas tan representativas del mamífero que me encantaría ver, todo un lujo.
Recuerdo la emoción de ver delfines en alguno de mis viajes, pero…La emoción de ver ballenas y focas, en un entorno tan natural, tiene que ser brutal. Las fotos son impresionantes . Tienes que estar disfrutando como un niño con su primera bicicleta( bueno ahora con su consola) :).