Qué ganas tenemos de comenzar nuestro particular periplo británico-irlandés. Qué "suerte"! Lo hacemos coincidir con la huelga del personal de seguridad del aeropuerto que gracias a nuestro instinto previsor da como resultado llegar al aeropuerto 4:30h antes del despegue del aeroplano. Al final pasamos los controles relativamente rápido, sin contratiempos, permitiéndonos disfrutar (aunque con temperaturas un poco altas para nuestra sensibilidad) los diferentes servicios del vestíbulo de los embarques de la sala M de la terminal 2, sobre todo respecto al relacionado con las ventas de manufacturas cacaoeteras.
Vuelo plácido rodeado de ingleses, tal como observa una perspicaz miembra de nuestra tripulación.
Salimos del avión y apreciamos el fresquito (más bien frío ya que en nuestras latitudes sería casi invernal). Recogemos maletas de forma casi inmediata y al salir nos recibe otra característica meteorológica típicamente británica y muy húmeda, lo cual, hace simplificar nuestra decisión sobre las diferentes posibilidades de llegar a nuestro primer hospedaje, o sea, que cogemos el primer taxi que vemos "cagando leches" (por cierto, que expresión más indecorosa). Como somos 8 serán dos taxis y como los que van detrás no se acuerdan de la dirección, le dicen al conductor: "follow them", lo que nos hace rememorar a los más viejetes uno de los primeros cursos de inglés televisivos que, precisamente en su carátula, aparecía un coche en un aeropuerto.
Llegamos a 32 Longfellow street a horas intempestivas pero Jordi, un barcelonés instalado hace dos años en la cuna beatlesiana nos espera estoicamente en su casa se tres plantas, cuatro dormirán en la buhardilla, cuatro en medio y él abajo en el sofá. Una casa bien equipada. Inauguramos el fondo común y a dormir que son casi las 3h (las 2 en el Reino Unido y en Canarias) del sábado 5 de agosto de 2017. Bona nit tingui i no s'entretingui!
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Ei companys! Molt bon viatge. Nosaltres en 3 dies anem cap allà.
Have fun!