Aquí estamos de nuevo para ventura de nuestros acólitos veraniegos y desdicha de los que les gustaría disfrutar experiencias parecidas pero no les es posible. Lo siento, nuestra pasión es viajar y tener nuevas vivencias y espero que las que vienen a continuación sean lo suficientemente entretenidas para haceros invertir parte de vuestro estío.
Hace unos meses decidimos emprender esta aventura asiática después de escuchar las buenas valoracions de la familia viajera Muñoz Puertas y satisfacer nuestra inquietud de conocer nuevas culturas. Visitaremos 3 países de la lejana Asia: Tailandia, Indonesia y Singapur, aunque de los dos primeros sólo visitaremos una parte pequeña de estos dos grandes y variados territorios.
Nuestra primera parada, Bangkok, capital de Tailandia (ประเทศไทย en su idioma) contiene más de 65 millones de personas en un territorio parecido al de España. Ha sido un pais afortunado ya que las guerras y el colonialismo sólo pasaron por los paises de su entorno (Vietnam, Laos, Cambodja...) pero sin embargo en los últimos años su democracia la han secuestrado dos movimientos militares (Thaksinistas y sus contrarios) que han proporcionado un vida política convulsa granada por golpes militares. Aun y así, la seguridad y la tranquilidad de los turistas como nosotros está garantizada.
Vamos en Air Qatar, una compañía que presume de ser una de las mejores del mundo. Nos impresiona la cantidad de azafatas y azafatos que entran de forma casi militar por el embarque de El Prat. Las hay de orígenes diversos pero pocas qataríes. Una de ellas me llama la atención por sus botoxados labios, ni la negra más zumbona...
El primer trayecto resulta relativamente entretenido gracias a, entre otras cosas, las películas programadas y algunas lecturas.
El segundo ha resultado más duro pues nuestra noche se acorta al ir en contra del movimiento del sol y a que nuestro cansancio va aumentando.
Otra cosa que nos llama la atención, desagradablemente, es un hombre que viaja en business class y cuando aterrizamos en Doha llama a comparecencia a sus dos mujeres cubiertas totalmente de negro y que viajan en turista. Dios mío! O Alá mío!
El aeropuerto de Doha resulta moderno con tren elevado por los vestíbulos, salas de espera cómodas e individualizadas.
Después de casi 14 horas de vuelo alterando nuestro ritmo circadiano, llegamos a la capital de Tailandia, donde se agolpa una cuarta de la población del país.
Llevamos días intentando cuadrar las horas. Hay que añadir o quitar? Cuántas en Doha? Cuántas en Bangkok? Un cacao! Esto se traduce, por ejemplo, en que no sabemos que comida nos están dando en los aviones una mericena? Un cenayuno? Una desamida? O sea, un desastre para nuestro metabolismo.
Un taxi hasta el Novotel Bangkok Felix Silom, un breve reposo y a visitar la ciudad. Desde la planta 19 de hospedaje podemos ver una amalgama interminable de edificios altísimos y modernos separados por casitas bajas, templos,... Todo ello sazonado por una tormenta del copón. Agua, viento, truenos...
Por suerte es breve y cuando estamos en la calle solo chispea. Cogemos un tuk tuk que nos lleva a la casa de Jim Thompson, un comerciante de la seda que hizo construir un conjunto de casas típicas tailandesas y que ahora es un bonito museo.
Otro taxi autóctono y a Chinatown, vaya follón de coches, chiringuitos, visitantes...
Interesante de ver y un paraíso para los que les gusta la comida callejera. Como nosotros estamos con el estómago en una posición estraña preferimos un masaje de pies de 45 minutos por 5€ excepto la Noa que prefiere las ondas electromagnéticas.
Genial, salimos relajados, sobretodo yo que no evitó la emisión de un solitario y suave ronquido.
Una cenita de pasta y pizzas, unos momentos de pantallas gracias al intermitente wifi i a dormir que nos levantaremos a las 5:45h.
Justo en estos momentos nos llegan mensajes de un terrotomo en Indonesia que ha afectado a Bali. Tranquis, todavía no estamos allí.
Bona nit!
La aventura empieza!!!