enero 6, 2019

Viñales 1

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Nos levantamos a una hora prudencial, desayunamos mientras en la tele hablan de muchos deportes: ajedrez, atletismo, lucha... A diferencia de nuestro país el fútbol no lo ocupa todo y las pocas noticias también hablan del deporte de base y no de los ricachones que se alinean en los equipos punteros.

Por contra hemos observado que la Liga Profesional de Fútbol española se sigue con un cierto fervor. Eso sí, gana el Barça. Hay mucho cubano seguidor culé, muchas camisetas... del Real Madrid también pero menos. De mi equipo ninguna, que se le va a hacer!

Desayunamos todos juntos pero Valen y Tricia tienen que volver a Aracaju. Snif, snif... despedidas emotivas y a continuar... Vuelan a Brasil vía Panamá. En distancia directa no viven muy lejos pero la combinación de vuelos y aeropuertos les implicará estar un día entero viajando (igual que nosotros).

Les recoje Bárbaro, el mismo conductor que nos recogió en el aeropuerto.

Nuestro conductor se llama Sandy. En seguida nos enseña orgulloso la foto de sus hermosos gemelos, David y Daniel. Antiguo camionero que habla con mucho acento, arrastrando un poco las palabras.

Vamos en un Chevrolet del 54 con aire acondicionado! Nos explica sus extensas y poco conciliables jornadas laborables. El coche está muy bien conservado, es cómodo, pero me llama la atención la imprescindible colaboración de unas tenazas para abrir por dentro su puerta.

Según el dicho popular, todo cubano es músico, poeta y loco. Él añade "y mecánico".

Es muy habitual conducir y hablar con el móvil. Y decir "Dale, dale" para cortar la conservación.

Hace un par de paradas, un "baño ecológico" o miccionada en margen boscoso y una para un asunto privado.

Nos explica que su mujer es periodista que cobra 35cuc al mes, que su coche costó 30.000 dólares al contado. O que necesita un día a la semana para su caro mantenimiento. Algunas de las reparaciones frecuentes son la dirección (agravada por el irregular asfalto) o la pintura (por su baja calidad y la corrosión de la brisa marina).

Por el recorrido vemos mucho Palmiche, palmeras de tronco gris con final verde que produce un fruto comestible por los cerdos a los que les da mayor sabor y color. Como las bellotas, salvando la distancia.

Vamos hacia Viñales, centro de grandes puntos de interés que os iremos desgranando. Paralela a la autopista y a nuestra derecha se encuentra a sierra de Soroa.

Vemos muchos campos de frijoles, algunos de ellos afectados por el mosaico, plaga que les confiere color amarillo e infructibidad.

Cuando llevamos 130km empezamos a coincidir con las plantaciones de tabaco siempre con una gran construcción sin ventanas y techo de dos aguas muy inclinadas que sirve para secar las hojas recolectadas. Esta es la tierra que produce los mejores puros del Mundo (Cohiba, Montecristo...).

También vemos muchos flamboyanos con su floración de rojo intenso.

Nos llama la atención como se avisan los conductores de la presencia próxima del control policial. Sandy se congratula que el compañerismo sigue siendo una de la bases de la sociedad cubana.

Paramos en el mirador cercano al Hotel los Jazmines desde donde podemos divisar el fantástico valle circundado por Mogotes que son las montañas de paredes verticales y cúspides redondeadas y frondosas. Precioso.

Un grupo musical, esta vez, extrañamente, de mayoría femenina.

Visitamos un productor local de puros, ron, café... Visita guiada a la instalación, con exhibición manofacturera y degustación.

Sandy nos lleva al paladar "Yuri y Nino, el campesino". Abundante y de buena calidad. Como novedad el arroz con piña. Mar se deleita nuevamente con el arroz con frijoles tostados.

Viñales es un pueblo pequeño pero extenso, lleno de casas coloridas y porchadas, típicas de las zonas rurales. Siempre con las ventanas (y a veces puertas) abiertas. La mayoría se destinan a aprovechamiento turístico. Sus dueños ofrecen algunas de sus habitaciones. Las más apartadas tienen gallinas, algunas cabras y cochinos.

Visitamos la cueva del Indio, un ratito a pie y otro en barca. Interesante.

Una visita a las pinturas con motivos prehistóricos pero ejecutadas hace 60 años.

Me sorprende ver a muchas féminas portando paraguas para evitar la irradiación solar directa.

Y para acabar las actividades de interés, un paseo en caballos, nos guía Yosvani durante 3 horas.

Pasamos al lado de una plantación sostenible con colaboración internacional. Aquí todo el trabajo agrícola es manual, sólo utilizan bueyes para arar la tierra. Los "esplogabous" son frecuentes.

Paseo muy tranquilo y agradable. Subimos hasta un precioso mirador donde nos refrigeramos un poco mientras la vista del valle con los Mogotes al fondo nos alimenta.

Volvemos un tramo. Vemos el imponente vuelo de alguna garza real y nos dirigimos a una cueva al mismo tiempo que tuvimos dos pequeños incidentes equinos. Primero el caballo de Mar le pegó una coz al de Noa cuando se acercaba otro grupo al galope después el mío le intentó pegar un muerdo al de Mar cuando este iba a pasarlo. Por suerte no hubo que lamentar ningún tipo de daño y el resto de camino se motraron muy dóciles.

Antes de llegar tenemos que ascender por un riachuelo mientras se hace de noche y los murciélagos sobrevuelan nuestras cabezas.

Desmontamos para visitar a pie la cavidad. Los murciélagos son de amplitud doble a los de nuestra tierra. También vemos algún cangrejo de río pero de morfología marina y alguna rana (¿o eran sapos?)

A la salida de la cueva vemos una serpiente de unos 10 cm de diámetro (y supongo que un par de metros) reposando sobre una techumbre.

Cayó la negra noche sobre nosostros...

No hay luces ni referencias pero los caballos conocen su destino.

Nos sorprenden algunas luciérnagas, según Yosvani también pueden ser cucullos que a diferencia de las luciérnagas llevan la luz delante.

En la zona más abierta escuchamos la banda sonora y repetitiva de unos intérpretes grillados. Os dejo la foto de un primo de ellos hecha de hoja de palma.

Llegamos, pasadas las 20h, por fin a "nuestra" casa. La anfitriona ya había descartado nuestra presencia.

Una merecida ducha y un paseo por la oscura y casi única calle de Viñales hasta un bar con comida sencilla, gustosa y barata y wifi (libre!) donde vemos un desubicado y abrigado Papá Noel.

Otro gran día pasó.

Fins demà!

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