agosto 3, 2019

Llegamos a Eslovenia

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Nos levantamos pronto ya que hemos de trasladarnos a más de 900 km por lo que a las 7,30h ya estamos desayunando un sencillo pero variado y funcional "petit dejeuner" sin la presencia de otros huéspedes.

Poco después de las 8h volvemos a confeccionar el tetris maleteril y encaramos una de las jornadas con menos atractivos pero que no hemos de despreciar porque nunca se sabe lo que puede acontecer...

Nos despedimos de Grenoble. Una de las conclusiones rápidas que hemos extraído (añadiéndolas a las apreciaciones de anteriores visitas a otras ciudades galas) es que se detecta una clara separación de niveles socio-económicos. Por ejemplo, en la parte "guapa" del centro sólo se veían personas caucásicas mientras que en zonas más alejadas o degradadas frecuentaban personas de más variada procedencia étnica con aspectos más descuidados.

Nos adentramos en las altas montañas alpinas con árboles de alto porte, cimas imponentes que atraviesan nubes, Un paisaje precioso.

Atravesamos los Alpes a través de una larga concatenación de túneles incluyendo el largo Tunel del Fréjus de 13 km.

Frecuentan muchas placas solares en casas, industrias o aprovechamientos agropecuarios, en mayor proporción que las que podemos ver por las tierras de nuestro origen a pesar que disponemos de más horas solares. Paradojas...

Seguimos pasando cerca de míticas cumbres del Tour francés como el Galibier, el Alpe d'Huez o el Col d'Iseran.

Antes de adentrarnos en tierras itálicas nos paran en un control de aduana una pareja mixta de simpáticos gendarmes. Resulta un sencillo trámite de requerimientos documentales.

En Italia (como en Francia y como también veremos en Croacia) el límite de velocidad es de 130 km/h aunque hay algunos conductores mucho más rápidos. Una vez dejamos los Alpes atrás, la "autostrada" es amplia y de pocas curvas que facilita la conducción y la consecución de los objetivos horarios.

Hacemos una primera y cafetera parada.

Pasamos ciudades que nos recuerdan equipos punteros de diferentes deportes, o a algún ingrediente culinario como Milán, Turin, Brescia o Módena. Durante gran parte del recorrido se encuentra, adosado a la autopista, el tren de alta velocidad. También vemos las omnipresentes barreras acústicas de las dos infraestructuras.

Observamos que la conducción de los italianos es algo diferente sobre todo por el impulsivo y asiduo cambio de carril que practican.

Coinciden varias olorosas y humeantes quemas de rastrojos en los márgenes de la autopista con la presencia, en algún caso, de los bomberos.

Algunos de nuestros insignes pasajeros se entretienen con el visionado de una película de una superhéroe femenina. Noa no para de leer y Mar es una experta en la práctica de la relajación.

También pasamos de largo Vicenza, Padua, Venecia o Triestre y es cerca de estas últimas ciudades donde se empieza a complicar el tráfico. "Gracias" a la alta presencia de camiones y obras de mejora, la velocidad de las columnas automovilísticas va disminuyendo, las caravanas aumentando y nuestra paciencia se va viendo amenazada.

Comemos en una Área de Servicio pero no encontramos mesas (que diferencia con las de Francia!). Así que improvisamos nuestro comedor en el césped con un gran mantel que ha traído Yolanda y bajo un gran cedro. Chorizo, queso, fuet, tortilla...

Compramos la "Viñeta" mensual que nos permite circular por las autopistas de Eslovenia, 30€.

Nos empieza a visitar una lluvia intermitente y, por ahora, inofensiva.

Para levantar el ánimo volvemos a corear nuestra, por ahora, canción talismán:

"No me llamo Luisa porque nunca tengo prisa
No me llamo Rocío porque nunca tengo frio
No me llamo Lorena ni tampoco Macarena, tampoco Macarena

No me llamo Paola porque nunca juego sola

No me llamo Isabel porque no juego al ajedrez
Yo me llamo Maria (Maria!) y juego to los dias
Yo tengo mi pon pon pon pon pon pon pon pon"

Hay algunas canciones que tienen un potente poder animatorio como, por ejemplo, "In the night" d'Oques Grasses. También la coreamos.

Entramos en Eslovenia, país que según la "Lonely Planet" es uno de los países más verdes del planeta. Encontramos desmesurada esta categorización però en seguida podemos percatarnos que algo de razón debe tener. Verdes de diferentes tonalidades llenan nuestro campo visual mientras la caravana sigue retrasándonos la hora de llegada...

Según la guía, hubo un tiempo en que una ardilla podía viajar de una punta a otra de este territorio saltando de un olivo a otro, pues era casi el cultivo exclusivo de esta reciente nación. Actualmente hay mayor diversidad de cultivos y la mayoría de las laderas están cubiertas por bosques, sobre todo de coníferas.
A pesar de ser un país relativamente pequeño, su área de 23,000 kilómetros cuadrados es 9.000 menor que la de Catalunya, Eslovenia posee una gran diversidad de climas, paisajes y culturas.

Vemos con un poco de preocupación que se van reproduciendo los cumulonimbus a nuestro alrededor, nubes de gran desarrollo vertical formadas por columnas de aire cálido y húmedo que se elevan en forma de espiral rotatoria y que nos proporcionan mayor intensidad pluviométrica.

Empieza a oscurecer y la caravana empieza a minar un poco nuestra moral, como dice Lola Indigo: "Yo ya no puedo mas".

Paramos a comprar en un Lidl la compra de las próximas comidas. Parece que los precios son bastante contenidos.

La lluvia no cesa y la noche va cayendo mientras dejamos la autopista. La carretera por la que transitamos ahora dispone de poca iluminación. Pasan los kilómetros mientras la lluvia se intensifica, la noche se profundiza y las referencias luminosas desaparecen provocando que al cruzarnos con otros vehículos o atravesamos grandes acumulaciones de agua, nuestro estado de seguridad se vea muy afectado, o sea, que vamos acojonaos.

Por fin llegamos a nueatro hospedaje en Dolenja Vas de la población de Železniki. Llueve tanto que resulta una odisea bajar el equipaje.

El apartamento resulta magnífico, amplio, cómodo y bien equipado.

Cenamos variedad de croquetas, salchichas y otras viandas.

Organizamos los siguientes 4 dias eslovenos.

Jugamos al "pico pico", un poco de "mobileo" y a dormir...

Hasta mañana!

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