agosto 24, 2023

22 y 23 de agosto de 2023. Whistler y carretera hasta Kamloops

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Después de hora y media de la salida del ferri de Nanaimo en la isla de Vancouver, llegamos a Horseshoe Bay, al este de Vancouver. Poco antes podemos ver su Skyline lejano a la derecha…

… y a la izquierda se abre un estuario rodeado de altas montañas por el que vamos penetrando…

Desembarcamos por un paisaje sensacional bordeando el golfo, el cual se va estrechando mientras las montañas van cayendo sobre nosotros.

El paisaje se va haciendo más abrupto. Durante bastantes kilómetros bordearemos el estuario hasta la población de Squamish.

En un mirador paramos para ver el paisaje culminado por los glaciares de las altas montañas...

Como va siendo habitual, coincidimos con lagos, ríos… Empezamos a ver que el agua tiene un tono diferente, más claro y más verde…

Nos acercamos a Whistler… en los carteles aparecen las indicaciones en otro idioma, todavía desconocemos a cuál corresponde.

Whistler es, sobretodo, un centro de deportes de invierno pero hay actividades todo el año. Aquí se ven las pistas de esquí...

Hacemos el Check in, vamos a cenar Sushi, piscinita calentita y a descansar…

23 DE AGOSTO

Desayunamos en la habitación y nos disponemos a disfrutar de esta ciudad. La atracción más importante en esta época del año es montarse en el telecabina Peak 2 Peak que te lleva a los altos picos cercanos pero está lloviendo, hace frío (¡arriba, 1 grado centígrado!), está muy cubierto y el precio es un poco disparatado. Preferimos dar un paseo por el entorno de la ciudad.

Primero por el sendero que sale del párquing, el camino mezcla aspectos culturales con los naturales. Empezamos con el río que atraviesa la ciudad...

Continuamos con alguna obra de autores locales…

Mientras nos acompaña ese cauce de agua de color verde lechoso.

Visitamos el centro cultural, un museo de los pueblos nativos del lugar, los lil’wat que hablan una de las lenguas Salish de la Columbia Británica. La misma que vimos en los primeros carteles de la carretera.

En la entrada están construyendo un tótem. Nos muestran las técnicas, las herramientas y la maqueta. Empezamos a entender porque hemos visto tantos tótems en tantos sitios diferentes. Parece que los pueblos aborígenes de Canadá mantienen orgullosos su cultura y su identidad y los diferentes estamentos le ofrecen respecto y reconocimiento.

El museo parece muy nuevo, todos los trabajadores son agradables amerindios que nos enseñan sus costumbres. Diferentes tallas de madera y grandes tejidos nos dan la bienvenida construidas en una sola pieza de los grandes cedros que pueblan este lugar.

Antes de visionar un vídeo de 15 minutos sobre la vida de los aborígenes, Brandon nos ofrece una canción auténtica que habla de su convivencia con el entorno y los animales que lo habitan.

Nos hablan de los diferentes recursos que utilizan, la corteza de árbol para los sombreros, los cestos… la lana y la piel de las ovejas para los vestidos…

Entramos en lo que representa una vivienda lil’wat que por encima del techo se llena de tierra y plantas para mejorar el aislamiento.

Enriquecidos en nuestro saber y contentos de entender mejor esta tierra nos disponemos ha conocer la parte natural de Whistler, un camino entre los esbeltos cedros…

Con el fondo de las altas montañas…

El bosque tiene una base de musgo espesa...

Parece que el bosque nos engulle…

Vemos bastantes aves, os dejo un par...

Y una tercera, el cuervo, muy presente en todos los sitios de Canadá que hemos estado...

Paseamos por la zona central de Whistler, una animosa zona peatonal con tiendas, restaurantes… Noa la compara con Andorra…

Como ya explicamos en la entrada anterior, Whistler fue una de las sedes de las olimpiadas de 2010, aquí la constancia mas clara que ha quedado…

Comemos súper bien en el Caramba y visitamos algunas tiendas.

Nos esperan 4 horas de camino hasta Kamloops. La primera mitad del recorrido no paramos de decir: ¡qué bonito!, ¡qué precioso!… os dejo alguna imágenes

Al lado de este lago, una ardilla comiendo impertérrita…

Poco antes Mar gritó ¡un bambi!, comenta que el cérvido estaba en muy próximo a la carretera.

Seguimos y, de repente, Cris empieza a exclamar reiteradamente: ¡un oso!, ¡un oso!… por unos segundos, pensamos que está bromeando pero para el coche y podemos ver al negro plantígrado subir torpe pero eficientemente por la ladera de la montaña cercana a la carretera, se gira un par de veces para mirarnos y se escabulle entre la vegetación. ¡Qué subidón!

Desde que empezamos el viaje nos hemos topado con infinidad de carteles sobre estos animales y nos han advertido de las diferentes acciones a hacer si coincidimos físicamente con ellos pero empezábamos a estar un poco descorazonados. ¡Pues ya lo hemos visto! La satisfacción nos embriaga.

El paisaje cambia de forma considerable. Entramos en una zona más árida, en un paisaje que nos recuerda al oeste de EEUU, con ranchos, instalaciones para rodeos...

Y empezamos a ver el humo de los incendios cercanos. Lo más impactante y triste es el olor penetrante.

Algunas vistas aterradoras...

Nos acercamos a pocas decenas de kilómetros de Kelowna, población asediada por fuegos que han tenido que desalojar.

Por contra, frecuentan los cultivos de regadíos...

Vemos larguísimos trenes de mercancias...

Y llegamos a Kamloops. Piscina calentita, comida bocatil en la habitación y a dormir.

Aunque los fuegos cercanos nos entristezcan... ¡ha sido un día espectacular!

Bona nit!



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