agosto 2, 2018

De Bangkok a Bali

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Hoy, jueves 2 (nos lo vamos recordando  porque cuando estás de vacaciones pierdes la noción del dia exacto en que vives) dejamos Tailandia.

Hoy serà un dia de transición ya que el vuelo dura 4 horas, salimos del hotel 3 horas antes, perdemos una hora en el aire, tardamos 1h con los trámites aeroportuarios e invertiremos 80 minutos en el traslado del aeropuerto de Denpasar a Ubud.

Aprovecharé para repassar algunos detalles de la visita a Bangkok.

Plia nos explicó que los escalones de los templos eran muy estrechos porque los hombres caminaban con las puntas de los pies hacia afuera y las mujeres, condicionadas por las faldas angostas, de lado. Eso originó escaleras con una pendiente un tanto vertiginosa.

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Por contra, nos explicó, los japoneses suelen andar con las puntas para dentro, a lo Lina Morgan.

Tailandia tiene una de las tasas de paro más bajas del mundo, no llega al 1%! Posiblemente tenga que ver con la inexistencia de subsidio de desempleo o a la precariedad  que descuenta a los que trabajan una hora a la semana (vamos, como en nuestra tierra) pero seguramente tenga que ver con la implantación histórica de mucha industria por sus bajos costes laborables.

Un par de aspectos que nos han llamado la atención es el alto % de féminas en construcción y la utilización del bambú (más resistente que el acero) para estructuras exteriores.

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Un aspecto tecnológico-hotelero que nos ha dado algun momento de angustia (pero poca) ha sido la codificación de las targetas de las habitaciones ya que son necesarias para activar el botonaje del ascensor pero sólo hacia la planta correspondiente. El momento más crítico (y divertido) fue el primer día, Cris y yo estábamos con las maletas fuera cuando se cerró la puerta del ascensor con las niñas dentro y sin targeta, tardamos unos minutos en reencontrarnos. Una simple anécdota.

Un problema un poco más serio es la concepción de lo que tiene que ser una habitación de 4 por esta región. Nos asignaron una con una cama muy ancha y un sofá muy justito. Después de nuestra reclamación y pequeño disgusto, nos proporcionaron una extra bed sin coste. Al final hemos dormido bien.

Un aspecto que te llama la atención enseguida que visitas esta ciudad es la falta de mantenimiento en las calles y edificios viejos que contrasta con algunos edificios ultramodernos. Pero por contra no se observan ni graffitis (de esos horrorosos que pueblan nuestras paredes exteriores) o cagadas de perro en las aceras. De hecho es que no hemos visto a nadie pasear al perro, eso que está tan de moda en nuestro entorno. Los pocos perros que hemos visto estaban sueltos, tumbados sin hacer nada. Vaya! Unos perros que hacen honor a su nombre.

A las 9h salimos del hotel para el aeropuerto. El tráfico es muy denso y nos tensiona un poco pero la transición posterior desde el exterior del aeropuerto hasta la sala de embarque es rápida y llegamos con tiempo suficiente.

Gastamos los baths que nos sobran en algún café y un llavero y embarcamos. Vuelo tranquilo aunque con algunas turbulencias.

Hasta este momento del viaje no habíamos observado ninguna montaña pero es llegando al aeropuerto de Bali, que está tocando al mar, cuando percibimos los primeros montículos altos cubiertos (como toda la region) de una capa de verde natural.

Cuando salimos con las maletas buscamos al chófer que nos llevará al hotel y que debería enseñar un cartel con nuestro nombre, después de algunos minutos de suspense en los que leímos como 300 o 400 carteles en todos los idiomas, damos con el nuestro.

La distancia al Bali Spirit Hotel no es mucha pero las carreteras de baja capacidad y la cantidad de motos (muchísimas) y coches hacen que la velocidad media sea bastante reducida. Nuestro conductor parece acelerado, cambiando de carril, haciendo luces, pitando pero sencillamente no escapa de los estándards balinenses. Es su forma de conducir, no se sulfuran si otros le pitan o le deslumbran.

A traves de los primeros carteles vemos que aquí la lengua (a diferencia de Tailandia) utiliza nuestros caracteres.

El Bali Spirit Hotel & Spa nos parece maravilloso, está en un pequeño valle con río, entre vegetación y tiene una distribución muy diseminada de las habitaciones. Aquí sí que hay para 4 plazas, espacios grandes, muchas piscinas, una de las cuales probamos.

Después de dias de bastante calor, nos encontramos con una temperatura más suave que incluso con el frío del avión, del taxi y los 20 grados a los habían graduado la casa hace que durmamos con edredón y tan a gustito.

Cenamos pantagruélicamente en el mismo hotel aunque nos cuesta 670.000 rupias (10€ por persona) mientras escuchamos a los monos que pueblan está zona gritando a lo lejos.

Os dejamos fotos de un anfibio autóctono y de nuestro baño vespertino.

Good night!!!

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