A les 8,30h desayunamos en el hostal, sencillo pero variado y de calidad.
Hay un par de aspectos que nos han llamado la atención en Aosta respecto al resto de nuestro itinerario:
El primero es que en todos los alojamientos, hasta ahora, nos han puesto edredón en las camas y eso que en algunos hacía mucha calor. Aquí sábana y colcha. Más lógico.
El segundo es que tanto en Croacia como Eslovenia hemos tenido variada oferta culinaria pero en las cartas siempre estaban las recurridas pizzas. Pues bien, aquí, en Italia, ha sido donde más nos costó encontrarlas, paradojas de la vida...
Hoy retornaremos a la alta montaña. Aosta se encuentra a 540m y subiremos hasta los 2.000 del municipio de Breuil-Cervinia, a pie del Cervino, cima emblemática para los escaladores.
Las casas modeladas con mucha madera y tejados de pizarra, propias de estas altitudes.
Coincidimos con aguerridos ciclistas que van subiendo por estas duras rampas emulando a los participantes del último Giro que tuvo aquí el final de una de sus etapas reinas.
Breuil-Cervinia se nutre, básicamente, de excursionistas, esquiadores y ciclistas (normales y kamikazes). Esta estación de esquí enlaza con la parte Suiza en la que se esquía todo el año! Por lo que nos combinamos las tres tipologías de personajes.
Enlazamos 3 telecabinas para llegar hasta los 3.500m del Plateau Rosa. El paisaje nos envuelve y cautiva. Hace un día soleado y transparente... Brutal...
En la roca de este paraje singular predomina el color verde gris que da color al rio, proporcionando colores turquesas.
Acariciamos los glaciares...
Arriba la panorámica es espectacular. Estamos a pie del Cervino de 4.478m...
Y podemos ver, más en la lejanía, al Montblach, techo de los Alpes...
No podemos estarnos de construir torres humanas... nos va en la sangre...
Hace una temperatura bastante baja pero la insolación y la ausencia de vientos nos ptoporciona una sensación muy agradable.
Algunos carámbanos...
Pisamos la nieve por donde pasan los esquiadores...
Descendemos con el último aéreo y damos un relajado y estimulante paseo...
Sonchus oleracus...
El Cervino reflejado...
Los torrentes y las cascadas aparecen desaparecen por doquier...
Y algunas flores alpinas más...
Nos homenajeamos con un merecido y sabroso (será la altura?) picnic con un paisaje sin parangón...
Vemos algunas marmotas desde el telecabina. Este viaje no habíamos visto, hasta ahora, mucho bicho grande.
Extasiados bajamos hasta el pueblo donde damos un repaso a las rebajas deportivas y nos relajamos en una terraza a pesar de los precios exagerados (como es habitual por estos lares) y un servicio lamentable.
Con el Cervino y una base purpúrea...
Paramos en el lago azul, del cual desconocemos el origen del atributo pero nos ofrece otra visión maravillosa del Cervino y su entorno...
Volvemos a Aosta pero hacemos una parada intermedia en Fenis, población donde destaca un castillo no muy grande, con muchos elementos superpuestos pero equilibrados. Precioso.
Un paseito vespertino por Aosta. Una última cena en un sótano abovedado...
Y nos recogemos pronto que mañana tendremos una dura jornada... esto se acaba...
Snif snif...