Nos levantamos tarde y relajadamente, hacia las 9h.
Después de mucha tralla turística nos proponemos tener un día tranquilo pero como veréis (y como, seguramente, sabréis) se cumplió la Ley de Murphy.
Un desayuno muy variado ya que hay muchos platos que le confiere más condición de comida que de desayuno
Reservamos masajes, aprovecharemos los bajos precios y el buen servicio de esta tierra pero, eso sí, a la hora que tienen disponible, 21h.
Vamos al Beach Club, playa privada con servicio de toallas, bar... Todas estas playas están copadas por los diferentes resorts.
El mar está agitado pero el gran arrecife de coral que está paralelo a pocas decenas de metros de la playa, la protege de las grandes olas.
Hace aire y no hace el suficiente calor como para apetecer un baño urgente aunque, eso sí la temperatura del agua es idónea.
Vemos a algunas personas aprendiendo a surfear. Nos animamos a hacerlo. Os dejo las pruebas gráficas. Yo resulto el peor alumno. Cris y, sobretodo, Mar logran surfear dignamente.
Nos quedamos en el Beach Club para comer. Sopas, calamares y un kebab, todo excelente.
Estamos es una zona de actividad sísmica, volcánica y tsunámica destacable, así que durante la comida repasamos diferentes aspectos al respecto. Mar dice tener curiosidad por sentir un terremoto flojito y yo le apoyo. Inmediatamente somos denostados por el resto de la tropa.
Mientras acabamos de comer una ardilla que está a 2m por encima de nuestras cabezas se está agenciando parte de la ofrenda que utilizan para ahuyentar los malos espíritos y que se depositan en templos, entradas de edificios, centros de actividad... y está compuesta por flores, hojas, alguna comida, incienso... Entonces nos hizo gracia verlo ahora se podría interpretar como un mal augurio.
Nos vamos un rato a la piscina pero hace fresco y no es demasiado apetecible.
Damos un paseito por la calle que hay al lado del hotel para comprar algo para cenar en la 6301.
Vamos a la habitación donde Mar actualiza su diario, Noa practica la lectura y yo también pero me puede el sueño e inicio la primera siesta del viaje aunque sea casi vespertina. Me despierto mientras noto que todo se mueve, al principio pienso que Cris me está sacudiendo porque estoy roncado como sucede algunas veces pero el motivo es menos humano, ES UN TERREMOTO, veo que las tres chicas tienen la intención titubeante de salir hacia la calle en medio de la incomprensión y un nerviosismo lógico y general. Con el corazón fuera de nuestro cuerpo vamos al centro del resort donde van viniendo diferentes turistas.
Han sido momentos que recordaremos toda la vida, quizás los momentos más intensos porque no entiendes que el suelo se pueda mover de esa manera, tienes miedo que se caigan cosas. Según Noa, que estaba en el comedor, la tele se movió de tal manera que era incomprensible que no hubiese sufrido daños, el resto estábamos en la cama de matrimonio, según palabras de Mar y Cris primero hubo dos sacudidas muy grandes como si justo en el piso de arriba 300 personas se pusiesen de acuerdo para saltar al mismo tiempo al ritmo de "el Chipirón" o una canción similar, después un templor continuado, desconocido, pavoroso, increíble... En total unos 40 segundos brutales poco antes de las 20h locales. Nos da tiempo a coger las gafas, los móviles, la mochila, la llave de la habitación... Salimos a la calle, todo el mundo en la misma situación, muchos niños llorando, todos nos sentimos vulnerables, buscamos a alguien que nos de alguna instrucción o explicación, van pasando los segundos, los minutos... Vamos a recepción donde nos encontramos con una familia extremeña que vive en Madrid con los que conversamos, su niña pequeña sigue en estado de shock, Noa y Mar siguen un poco nerviosas.
Nos llega la noticia que el terremoto ha tenido intensidad de 7 en la escala de Richter y ha tenido lugar en Lompbok, isla cercana que sufrió un terremoto parecido hace pocos días.
No parece que se haya dañado nada del hotel, el wifi sigue funcionando pero por precaución han anulado todos los ascensores.
Al cabo de 30 minutos volvemos a nuestra habitación y Mar y Cris se van al masaje reservado pero sucede lo previsible, una réplica, menos intensa pero igual de terrorífica. Noa y yo volvemos a bajar. Nos encontramos los cuatro. Esta sacudida nos proporciona más incertidumbre, nos quedamos en espacio abierto del hotel donde nos volvemos a concentrar los hospedados.
Un gerente del hotel se nos dirige "keep calm, don't panic" y nos sugiere que no hagamos caso a muchas noticias que alertan de riesgo de tsunami.
Vamos al Spa para anular los masajes, nuestros cuerpos no están, justo en este momento, en predisposición de recibir un tratamiento relajante, incluso las masajistas se sienten aliviadas porque lo hayamos anulado. También nos explican que hacer en caso de tsunami, en todo el parque hay indicaciones para llegar a una torre alta y resistente dentro del mismo recinto y en el que hay comida, mantas y otros enseres de emergencia. Ellas nos dicen que desde que se da la alarma hay 15 minutos para llegar allí.
No sabemos que hacer, tenemos temor de volver a la habitación. Nos quedamos en el bar tomando algo y así va pasando el tiempo.
Nos cuesta volver a las camas ya que fue donde nos pilló el seísmo pero hemos de volver e intentar descansar algo.
Una circunstancia que nos proporciona tranquilidad es la pasmosa normalidad que existe en el servicio del hotel. Ellos están relativamente acostumbrados a convivir con estos terribles acontecimientos.
Durante toda la noche se dan réplicas pero son prácticamente imperceptibles, sólo notamos un ligero vaivén de la cama.
No sabemos si dormiremos, bueno yo sí, el resto duerme pocas horas, continuamente te vienen a la mente los momentos del seismo.
Mañana volamos a Singapur!
Dios mío!!!!
Qué susto!. Menos mal que ha quedado en anecdota; porque 7 grados es mucho.