El domingo 20 tenía que ser más inglés que irlandés pero en el ferry de vuelta donde teníamos la reserva para un coche no cabía otro más, por lo que tuvimos que coger el siguiente, como siempre suele ocurrir en muchas situaciones, acontecieron cosas positivas y negativas. La positiva es la visita-paseo por los acantilados de la península de Howth. Mientras nos acercamos podíamos comprobar su utilidad como escape ocioso y deportivo de la población del área metropolitana de Dublín. La carretera estaba llena de personas practicando el cycling, el trekking y el running. Sutton, la población puerta de la pequeña península, es una zona residencial con campos de golf, parques y casas grandes con puertas de colores variados y llamativos.
Los campos de golf han sido frecuentes en todo nuestro recorrido, muchos de ellos sin ninguna ostentosidad característica de nuestra tierra. Aquí con una caseta que sirva de recepción y poco más, tienen la mayor parte de infraestructura resuelta ya que al césped solo hace falta cortarlo.
Dejamos el coche en un parquing y emprendemos un agradable paseo con la brisa (en algún momento brisón) pero con temperatura agradable. En seguida vamos cogiendo altura y perspectiva...
Yolanda va recogiendo moras, ha sido una afición practicada en muchos de los lugares por donde hemos pasado mientras entonaba con mucha afinación la tonadilla de la gran Rocío Jurado: "Que tiene la zarzamora que a todas horas llora que llora por los rincones"
Los helechos cubren excelsamente las inclinadas planicies mientras la fauna humana transita animosamente por sus veredas.
Me ha sorprendido ver muchas de las plantas que crecen también en nuestro entorno, ortigas, juníperos, higueras, sonchus, tréboles (insignia irlandesa)... Os dejo algunas fotos de este hábitat arbustivo y marítimo pero complejo ya que es muy alta la biodiversidad floral presente.
Como podéis apreciar, estimadísimos seguidores, proliferan los colores amarillos y morados que en algunos casos pintan a retazos está cobertura espesa.
El retorno lo hacemos bajo la lluvia por lo que a las primeras (más bien segundas pues los impermeables empezaban a calar) de cambio nos resguardamos en el primer restaurante que encontramos ya que nos cuadra la carta de comidas, es variada y no demasiado cara. Como el lugar es acogedor y la precipitación acuosa no da tregua estamos más de dos horas. Finalmente regresamos al puerto con la antelación suficiente para no pasar más nervios, jugar a las cartas, ver un película, echar una cabezadita, tomar un café...
4 horitas en un ferry más grande y con más servicios que el que llegamos a Belfast y con la cortesía de visitar la zona VIP.
2 horas de carretera para llegar el albergue donde descansaremos unas horas. Como es de noche podemos comprobar que los dispositivos sonoros que marcan las líneas son también reflectantes y que los camiones van muy iluminados.
A dormir, Shhh!!!