Hemos vivido un momento excepcional, nuestros cuerpos están como apalizados. A pesar de todo, seguimos relativamente tranquilos porque el nerviosismo no ayuda a nada. Nos levantamos antes de las 9h habiendo dormido poco o muy poco por estar, continuamente, en vilo.
Habíamos reservado una excursión a la isla de tortugas pero creemos que lo más aseñado (creo que es un vocablo catañol) es anularla.
Cris recoge maletas y yo sigo haciendo este blog que aunque sea una ardua tarea, recompensa cuando, pasado el tiempo, puedes rememorar con mayor exactitud las fantásticas experiencias o cuando otras personas te expresan su interés y/o curiosidad por nuestras aventuras y desventuras.
Nos vamos a la piscina y pasamos un buen rato jugando al basquetpool.
El hotel que dejamos ha resultado de gran calidad a pesar de las circunstancias.
Os dejo foto de la flor del frangipani que nos ha acompañado frecuentemente durante el recorrido balinense, lástima que no os pueda enviar su dulce fragancia.
Algunas de las cosas que hasta ahora me han sorprendido de nuestro viaje, tanto tailandés como indonesio es la percepción de la casi inexistencia de nativos gordos o con barbas. No he profundizado en su motivación, quedará para otra ocasión.
Otro aspecto, el cual las chicas no han podido apreciar, es lo bajito que instalan los urinarios. Este dato os puede llegar a deducir correctamente que la estatura media del personal de estas latitudes es un poco menor. En mi tierra, a veces me tengo que poner de puntillas dificultando el correcto proceder de las micciones en formato derecho.
A las 13:40h nos recogen para ir al aeropuerto, os dejo una pequeña constatación (la realidad es superior) del gran porcentaje de motos respecto al total de vehículos que circulan por estos viales.
Casi la totalidad de vehículos son de origen japonés, Honda o Yamaha en motos, Toyota o Mitsubishi en coches, principalmente.
El conductor nos dice que sintió el seismo mientras conducía y que todos los vehículos reaccionaron parándose.
Llegamos con mucha antelación al aeropuerto, por suerte funciona el wifi y tenemos libros de lectura, comemos un poco. La entrada de esta instalación es original. Parece que el terremoto no le ha afectado.
Nos siguen llegando noticias de la devastación ocurrida en Lombok y mensajes de inquietud de personas queridas.
Despegamos con 15 minutos de retraso.
Bali nos ha gustado muchísimo, sus paisajes, sus particularidades y todas las personas con las que hemos interaccionado ya que han sido muy amables. Recomendamos su visita fervorosamente pero al mismo tiempo la dejamos aliviados.
Después de algunas turbulencias y un aterrizaje un poco brusco aterrizamos en el tercer país del recorrido, Singapur. A diferencia de las anteriores llegadas, a la primera persona que vemos en la salida es al chófer que no llevará al hotel con mi nombre en un cartel.
Lavabos limpísimos y perfumados, vehículos modernos, obligación de cinturones, avenidas anchas, conducción tranquila y siguiendo las normas, inexistencia de motos, presencia de semáforos, y, además respectados, orden, limpieza... O sea un país que, a simple vista, parece muy diferente a los dos anteriores.
La entrada a esta isla-ciudad-país es impactante, skyline tipo novaiorqués, noria tipo londinense y el hotel Marina Bay Sands, uno de los íconos más fotografiados del mundo.
Estamos cansados, el hotel es de planta baja y primer piso y de estilo oriental pero està rodeado de rascacielos.
El Hotel Clover 33 Jalan Sultan está en el barrio Kampong Glam, un barrio con bastantes mezquitas y mucha población y restaurantes de origen asiático y plurinacional (turco, libanés, marroquí, malasio, coreano, japonés, vietnamita...). Son pasadas las 22h y comprobamos que, a pesar que parece un barrio muy animado de noche todas las cocinas ya están cerradas. Finalmente comemos en un libanés que nos resulta de gran calidad, comida mediterránea, saludable y, de nuevo para desagrado de mis compis, demasiado especiada.
A descansar!