Hay cosas positivas, el Hotel The Venetian está muy bien, su jacuzzi de la planta 10...
...sus grandes habitaciones, el ambientazo exterior… aunque considero que Las Vegas no deja de ser un super-hiper-megaparque de atracciones, bastante caro todo, con máquinas tragaperras y neones por doquier, simplificando un poco. Por lo tanto, esta ciudad no era de un gran interés para nosotros, sin desmerecer que han construido aquí maravillas, como muestran estas fotos que parecen sacadas de la Venecia auténtica.
En el casino, además de las maquinitas antes referenciadas, hay para jugar a un montón de juegos e incluyendo, televisiones con todos los deportes y con la facilidad de poder apostar a cualquier caballo, equipo...
El calor sigue intenso en la calle aunque sea pronto. Nos vamos de Las Vegas por el boulevard principal que le llaman Strip ya que muchos se quedan sin nada después de apostarlo todo, le damos un vistazo a la torre Eiffel, la pirámide de Keops, el Flamingo, un palacio tipo Disney...
Saliendo del centro de esta ciudad vemos que sólo hay casas estilo americano (esta gente no deben saber vivir en pisos...) y más allá un extenso, extenso desierto, sin casi poblaciones, que se deshace cerca de Williams donde ya empieza haber un bosque complejo, auténtico. Williams es la puerta al Gran Cañón zona Sur.
Comemos en un restaurante interesante con un cantante en directo con buen repertorio pero poco público. Aquí cometimos un error típico de quien habla poco inglés, al confundir ham con jam nos trajeron una pizza de mermelada.
Seguimos viendo un bosque muy lindo e interesante. Es una sorpresa ya que siempre nos imaginamos este Cañón con poca vida pero sin embargo está a una altitud respetable (más de 2.000 m) y rodeado de bosques de pino amarillo americano, cipreses…
Entramos al parque haciendo un poco de cola y comprando el pase anual de todos los parques (excepto algunos pocos como los controlados por indios, por ejemplo). 80 dólares, un módico precio para tan vasta maravilla.
Llegamos a tiempo, antes de instalarnos en el Yavapai Lodge, a coger los autobuses gratuitos que permiten ver el Grand Canyon desde su perímetro superior. Cogemos la línea roja hasta el Hopi Point. Nos parece un paisaje único, inconmensurable, bello… vemos la puesta de sol que añade unos tonos rojos a las diferentes tonalidades de los estratos que el agua y otros agentes de la erosión han dejado al descubierto.
En este viaje, ya sabíamos y muy pronto se confirma, nos invade un deja vu constante que nos va a perseguir durante casi todas las jornadas ya que o bien en series o bien en películas o bien en noticias, muchas de las imágenes, iguales o parecidas, ya las hemos visto antes.
Emocionados, aunque todavía con la confusión física del cambio horario, nos vamos a dormir mientras fuera una tormenta va dejando muchísima agua y truenos.