Domingo 17 de agosto
Ayer durante uno de los trayectos se nos cruzaron varios ejemplares de aves muy grandes. Juan Carlos que era el conductor empezó a gritar con exaltación ¡Emús, emús!, sabedores todos nosotros (incluido él) que los emús pertenecen a una especie más propia del continente de Oceanía, ese alarido nos puso en máxima expectación. Paramos el coche, saltamos a la carretera y vimos desaparecer esos ejemplares entre la espesa vegetación. Sólo pudimos hacer estas lejanas instantáneas:


Ante la incapacidad de discernir a que especie pertenecían no lo incorporé a la crónica anterior pero después de diversas pesquisas, hemos podido identificarlas: eran ejemplares de grulla común (Grus grus), ave migratoria que cría en el norte de Eurasia y pasa el invierno en el sur de ese continente y el norte de África y puede llegar a 2,5m de envergadura. Cada año se pueden, por ejemplo, ver en grandes cantidades en la laguna aragonesa de Gallocanta.
Hoy, domingo 17 nos despertamos en el camping de Kristiansund, desayuno habitual y nos ponemos en marcha. Este ha sido, quizás, el alojamiento más discreto por las prestaciones y el entorno.
Emprendemos la ruta y, como diríamos en català: "ves per on!" que hoy si que nos encontramos con un gran animal foráneo: ¡llamas! mamíferos domésticos propios de los Andes. Intercambiamos miradas y proseguimos nuestro recorrido.

Paramos en el aparcamiento desde donde salen los barcos a Haholmen, para pasear por una isla de las muchas que nos circundan.


Paramos en el siguiente aparcamiento habilitado con una pasarela desde la cual vamos a ver una de les atracciones turísticas de este país que en nuestro caso pensamos que está un poco sobrevalorada.

Concretamente, el puente de Storseisundet, el mayor de ocho puentes que conforman la carretera atlántica que conecta tierra firme con la isla de Averoya y que, inexplicablemente, aparece en muchos contenidos de las redes como una de las carreteras más peligrosas del mundo. También se le catalogó como el tramo de carretera que no "iba a ningún sitio".


Cerca del puente esta bonita imagen.

Hoy será un día de mucha carretera y un par de ferris. Subimos al primero en el pueblo de Molde para llegar hasta Vestnes después de atravesar el fiordo Mid o Midfjorden. Aquí un servidor estirando las piernas durante los 20 minutos de travesía mientras se otean las montañas cercanas al destino.

Las carreteras siguen teniendo muchos atractivos, como por ejemplo, este complejo y maduro bosque que parece querer ocultar el camino.

Nos vamos acercando a las zonas montañosas con pequeños restos de hielo/nieve.

Alguna iglesia de algún lugar de Noruega de cuyo nombre no puedo acordarme.

Empezamos a hacernos la idea de la majestuosidad de los fiordos.


Segundo y último ferri del día, entre Linge Ferjekai y Eidsdal. En Noruega hay casi 100 trayectos de ferri para salvar grandes masas de agua. Llegamos dos minutos tarde pero en dieciocho más saldrá el siguiente, nos da el tiempo justo para estirar las piernas, hacer un pipi y tomar algún café, ¡qué lento que resulta ser el camarero! Aquí podéis ver el que se nos escapó y el que viene en sentido contrario y que será en el que embarcaremos. Por cierto todos estos ferris son gratuitos y superpuntuales.


Un descendiente de Galdaff y uno de Hobbit que se tiene que poner de puntillas para poder ver el paisaje. Os podéis imaginar las risas que se produjeron en la furgoneta a costa de esta desproporción y del chascarrillo de Juan Carlos (David, pásale la cámara para que haga la foto que tu no llegas). Lo dicho, unos cachondos.

La furgoneta nos viene advirtiendo que el Addblue un líquido para evitar emisiones de efecto invernadero se está acabando, así que paramos en una gasolinera en la que, además de combustible, consumimos este otro líquido elemento.
Es la hora habitual de comer pero no hay restaurantes decentes cercanos así que hoy comeremos tarde.
Hacemos estas bellas estampas en el lago Eidsvatnet. Agua por espejo. Sólo el paisaje:

Con los nueve magníficos:

Nos metemos de nuevo en la furgoneta al primer intento excepto Mar que necesita de una segunda tentativa ya que en la primera no calculó bien su altura respecto al gálibo de la puerta. Por suerte sólo con una pequeña dosis de cariño y risas resolvió el susto.

La carretera irá ascendiendo poco a poco. Aquí una imagen de gran cantidad de torrentes que resultan cascadas continuas.

Después de un largo y ascendente túnel llegamos al Mirador Ornesvingen, un lugar excepcional, único, donde ver el Geirangerfjord en todo su esplendor. Este es el fiordo más famoso de Noruega y, en este caso, con todo merecimiento. Aquí el final del fiordo con el pueblo de Geiranger al fondo.

Aquí dirección mar (con gente y sin nadie). Se pueden ver, en el margen derecho, las cascadas de las siete hermanas. La cascada consta de siete corrientes separadas, la más alta de las cuales tiene una caída libre de 250 metros. Aún y así sólo es la cascada número 39 en el ranquin de alturas de este país.



Descendemos hacia Geiranger por una carretera empinada que tiene 11 pronunciadas curvas de casi 360o, cada una de estas curvas extremas tiene un "pequeño" nombre.


Aquí en el pueblo turístico, uno de los municipios donde amarran los grandes cruceros que recorren los fiordos plagado de restaurantes y tiendas de souvenirs.

Dejamos el pueblo por el lado contrario, En Flydalsjuvet utsikspunkt hacemos esta foto.

Vamos subiendo en altitud, los torrentes son muy frecuentes y caudalosos.

Llegamos a la cota de 1.000m donde podemos ver los glaciares casi a nuestro nivel. El paisaje ha ido cambiando, prácticamente no hay vegetación.

Lago glaciar Djupevatn y algunos turistas.

Subimos al Geiranger Skywalk por un tramo muy empinado hasta los 1.500m de altitud, equivalente a 3.000 o 4.000m en nuestras latitudes. No hace demasiado frío, el día, aunque algo nuboso, nos permite ver un paisaje inmenso, precioso.


Nos podemos fotografiar pisando hielo.

Vamos descendiendo. El entorno nos deja boquiabiertos.

La carretera se mete por las montañas. Atravesamos tres largos túneles.

En uno de ellos casi nos quedamos atascados porque la anchura de dos grandes vehículos resultaba ser bastante próxima a la anchura del túnel.

Poco a poco iremos bajando al nivel del mar. Aquí unas casas con los techos naturalizados y protegidos.

Paramos en la cascada Oustefossen. Esta es la visión hacia la pared que la rodea.

Y esta de la propia cascada. No se sabe donde acaba ya que todo el río es una cascada.

Nos adentramos al Jostedalsbreen National Park que tiene como elemento principal el glaciar Jostedalsbreen que podemos visualizar desde la carretera.

Reflejos en el lago Oppstrynsvatnet.

La iglesia de Oppstryn, municipio donde se encuentra la oficina del parque nacional.

Más montañas reflejadas.


Hasta llegar a nuestro alojamiento, una casa en Faleide a pie del Innvikfjorden. Aquí la vista desde la terraza. Sencillamente maravillosa. Aquí estaremos dos días por lo que podremos disfrutarla.

¡Un día espectacular!
Fins demà!