Buenos días,
Hoy toca visitar esta bonita e interesante ciudad. Cris, Joan Pere y yo mismo la hemos conocido recientemente por lo que nos movemos con soltura por sus arterias principales. Empezamos por la avenida O'Connell, con la escultura más alta del mundo. Creo que es el único mérito que le encuentro...
Proseguimos por la Catedral de la Santísima Trinidad, la más antigua de la ciudad con casi 1.000 de historia.
A pocos centenares de metros se encuentra la catedral de San Patricio en honor al misionero católico beatificado. Es la más grande de Dublin y famosa internacionalmente por ser el santo patrón de Irlanda que se celebra el 17 de marzo en todo el país pero también en todas las delegaciones (sobre todo los pubs) diseminados por todo el mundo.
Entre 1845 y 1849 tuvo lugar la Gran Hambruna Irlandesa por falta de alimentos, sobretodo la patata, eso impulsó una de las mayores migraciones a muchos países pero sobre todo a EEUU.
Visitamos el Castillo de Dublín, del cual solo queda, originaria, una gran torre.
Hacemos shopping por calles peatonales, llenas de tiendas internacionales y locales como Carrolls, especialista en souvenirs irlandeses.
Todas las ciudades del mundo están tendiendo a parecerse en muchos sentidos, pierden personalidad para dar servicios a las hordas turísticas (incluidos nosotros). En Barcelona es un debate muy actual pues empieza a ser un poco excesivo...
En todo nuestro itinerario nos ha sorprendido la brevedad de paso de los semáforos peatonales y la necesidad de pulsar para que se ponga en verde en todos ellos, resultado: en muchos momentos los transeúntes pasamos en rojo, cuestión que añadida a los diferentes sentidos de la circulación local y la falta de definición señalética de algunos pasos de peatones, hace que se convierta, casi, en un deporte de riesgo.
Una de las características de la internacionalización de las ciudades es el olor a fritanga, a comida rápida. Me recuerda al olor a pachuli que olíamos en los barrios pobres. Es desagradable.
No estamos comiendo mal pero la variedad de estos lares es muy limitada. Estamos deseando comer judías verdes, lentejas, paella, sopa, estofado, el buen pan...
No sé si producto de la Gran Hambruna pero le ponen patatas fritas a casi todo.
Una de las cosas buenas es que en la mayoría de restaurantes te ponen agua gratis, a veces con hielo.
Nos ha sorprendido ver muchos mendigos y la mayoría de ellos de una edad y un estado higiénico correcto. También hay mucho "colgaete" frecuentemente en estado ebrio. Todo esto también es bastante común en la mayoría de grandes ciudades.
Comemos en Murray's BBQ burguer y otras delicias, un lugar que Joan Pere y yo conocíamos.
Seguimos la ruta por el Trinity College.
En todas las calles principales escuchamos a músicos, algunos con una personalidad y una calidad muy aceptables. La música es uno de los modus vivendi de estas tierras.
Más tiendecitas, eh, Mar!, Temple Bar de día, el Halfpenny Bridge...
Unas pizzas, unas creps (Mar, Noa y Cris) y Yoli, Ana, Joan Pere y yo mismo vamos a un bar pijo (chiste): O'Shea Restaurant, donde hay música en directo pero no aguantamos mucho, el cansancio del viaje empieza a pesar.
Demà serà el penúltim dia...