enero 2, 2019

Entre Trinidad y Cayo Santa Maria

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Nos levantamos a las 8h.

Una de las alegrías que nos ofrecen las zonas tropicales es la rica variedad de frutas. En todas las comidas te ofrecen jugos (no zumos) recién licuados de alguna o algunas (limón, naranja, goaiaba, carambola...) hoy nos toca de mango, delicioso!

Ayer hablamos por teléfono con Lorenzo, el conductor del coche que nos llevará a Cayo Santa Maria. Nos dijo que nos llevaría en un Volkswagen de 2015. ¿Cómo? ¿Un carro nuevo? No nos lo acabamos de creer. Así que cuando Lorenzo entra a Casa Don José mientras damos cuenta del desayuno, Cris y las niñas salen disparadas a la calle a verificarlo. Vuelven con una amplia sonrisa. Viajar en un vehículo de hace 60 años tiene su gracia pero circular muchos kilómetros con aire acondicionado, espacio, cinturones (aunque sólo delante), puertas seguras, buena amortiguación... y por un precio similar tiene sus ventajas.

Acomodados en esta limusina atravesamos perpendicularmente la isla. Pasaremos de la agreste y montañosa costa del sur a la costa norte donde abundan los cayos (islas de manglares) y buenas y turísticas playas de arena blanca.

Por el camino vemos colmenas de abejas. La mayor parte de la "miel" (más exactamente, melaza) que se consume por aquí proviene de la caña de azúcar.

El chófer nos va desgranando diversas temàticas. Por ejemplo, tema propinas; en algunas guías o blogs habíamos leído que eran habituales, Lorenzo (y nuestra experiencia) nos lo desmienten. Si que hay muchos turistas (sobretodo norteamericanos) que las dan y resultan una fuente de ingresos muy apreciable por los empleados del sector pero no son preceptivas.

Como otras personas nos habían avanzado (y hemos podido comprobar), hay muy poca delincuencia. Lorenzo lo atribuye, en parte, a la alta presencia de policía de paisano o de cámaras (sobretodo en La Habana).

Nos desmiente categóricamente (al contrario de lo que nos habían anticipado algunos visitantes) que si hubiéramos conducido un turismo de alquiler nos hubieran detenido frecuentemente para sacar alguna multa o mordida.

Por el camino vemos una gran instalación de placas fotovoltaicas. Ya habíamos visto algunas más modestas anteriormente y también placas solares térmicas de tubo de vacío. Lorenzo también nos informa que se está construyendo mucha eólica en la zona norte y que hay algunas hidráulicas. Para las islas, las fuentes de energía renovables y limpias son especialmente estratégicas ya que se disminuye la dependencia exterior.

En paisaje siempre es de un denso estrato vegetal, frecuentemente agrícola. Como novedad detectamos algo de bambú y campos de mangos y frijoles.

Hay diferentes modalidades de taxi. Estamos en uno totalmente amarillo que puede llevar turistas. Los que tiene el techo blanco sólo pueden llevar a nativos.

Lorenzo nos explica que vive mejor el que trabaja con el turismo que el que es, por ejemplo, médico.

También que los servicios y alimentos básicos (luz, agua, arroz, frijoles...) son accesibles para todos los habitantes.

Nos informa que a diferencia de la época de Fidel ahora (ya con Raúl y después Diaz Canela) se pueden hacer transacciones particulares con viviendas y otras propiedades y que la unificación de la moneda es inminente.

Vemos un Chaika, vehículo (a veces blindado) que utilizaban los dirigentes rusos, cubanos y de otras nacionalidades.

Una parada para aligerar la vejiga urinaria de Valentín y llegamos al mediodía a los cayos. Vamos rápidos, se nota que es fin de año y no hay el habitual transporte de mercancías. No hace mucho no dejaban pasar a los cubanos pues era zona sólo para turistas. Eso ha pasado a la historia pero si sigue siendo económicamente muy restrictiva para ellos.

Para llegar a la zona de hoteles construyeron hace un par de décadas un pedraplén de 50 km que consiste en un apilamiento de sustrato pedregoso con una carretera encima y con algunos pequeños puentes para dejar equilibrar los niveles marinos. Lorenzo nos explica que el 2017, los ciclones maltrecharon algunos tramos.

Llegamos al Gran Memories, hotel donde nos hospedaremos dos noches. En principio promete, todo incluido, muchas estrellas.

Hacemos una gimcana de despachos, primero el registro, después agenciarnos los claves de acceso a internet (que aquí si que funciona bien!), después asegurarnos horario de cena consecuente con el día (nos querían dar las 18h!) Después para informarnos y contratar una de las actividades y por último reclamar que nos faltan toallas y una sábana.

Comemos en el tumultuoso buffet de una calidad discutible y nos vamos a la playa porque nos queda poco más de dos horas de sol.

La playa es muy bonita, abierta, arena blanca, buena temperatura hídrica. Hay una brisa marina que, por lo que nos dicen, es frecuente.

Vemos como algún pelícano sobrevuela el mar a pocos centímetros de la superfície o alguna ave pescadora de grandes dimensiones que entra en picado en busca de recompensa.

Uno de los excelsos servicios del hotel es la profusión de barras de bar que te sirven mojito, blue lagoon, daiquiri... sobretodo, Valen y un servidor nos esforzamos en mantener a los camareros entretenidos.

Un rato de piscina antes de la caída del sol con grupo de música en directo y como no! Alguna construcción castellera.

Cena en el "Mediterráneo" que pasará al recuerdo no por su excelente calidad si no por las oxigenantes risas que nos echamos entre la simpática Daniela (una de las 80 estudiantes en prácticas que trabajan sin sueldo en el hotel) la langosta "vegetal", la sopa fría de boniato casi inexistente, el ravioli misterioso, el plato inapropiado de sopa y otras lindezas.

Otros de los puntos flojos del hotel han sido algunas cosas contratadas y no subministradas, un servicio descuidado y poco responsable y un mantenimiento escaso de las infraestructuras.

Vamos al teatro donde unos bailarines de cuerpos atléticos y movimientos trabajados nos entretendrán un ratillo.

Estamos a puntito de acabar el año (Cuando son las 2h en Aracaju y las 6h del 1 de enero de 2019 en Cornellà ). Un DJ ameniza estos entrañables momentos mientras la iluminación nos empitufa. Estamos en la revolucionaria e hispánicohablante Cuba pero como los que nos rodean son de muchos otros país, la cuenta atrás la hacemos en inglés; ten, nine, eight... Happy new year!!!!

Un poco de bailoteo a base de (como no?) reggaeton y a dormir.

Que el 2019 os traiga grandes momentos y muchos besos y abrazos.

Muac!

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