Hola queridos lectoras y lectores. ¡Estamos de vuelta! Esta vez por Centroamérica, concretamente por un país que ha hecho bandera de la sostenibilidad y de la protección del medio natural. Para mi regocijo, aquí puedes toparte (y según dicen, bastante fácilmente) con representantes de una veinteaba parte de toda la biodiversidad que puebla nuestro planeta y, además, en un espacio muy reducido (¡una décima parte del territorio español!).
Costa Rica es un claro ejemplo de que la protección del medio ambiente y el progreso económico no están reñidos, más bien al contrario, la gran mayoría de los 3 millones que visitan cada año esta nación vienen a conocer su riqueza natural de hábitats, sus paisajes, su flora y, sobre todo, su fauna. ¡Vamos a comprobarlo!
Nos lleva a Sants nuestra querida Pepi mientras todavía no ha clareado el día. Cogemos el AVLO a las 6,30h del 18 de agosto de 2022. Queremos llegar holgadamente al aeropuerto madrileño para evitar imprevistos. ¡Que bien se viaja en tren! Lástima que en este país no hayamos invertido en las demás líneas lo mismo que en la de alta velocidad.
El vuelo se hace más pesado, casi 11 horas encajonado pero, eso sí, sin apenas turbulencias ni otras incidencias. Como hay 8 horas de diferencia, salimos a las 16h de Barajas y llegamos antes de las 19h a San José, capital costarricense.
No siempre San José fue la capital. Hasta 1822 fue Cartago que, precisamente, será nuestra última etapa de este viaje. Costa Rica se independizó del reino de España el 15 de septiempre de 1821. Era un país agrícola y tranquilo hasta 1948 cuando los pobladores de éstas dos ciudades se liaron en una corta guerra civil. Los cartagineses eran partidarios del imperio mexicano y los victoriosos josefinos de una República. En poco espacio temporal el gobierno fue destinando la partida del ejército militar a educación y salud decretando, en ese mismo año, su eliminación. Podríamos tomar nota... Costa Rica es uno de los 21 países del mundo sin ejército.
En el aeropuerto de San José nos recibe Wendy y un inmenso chofer que conducía una buseta (pequeño autocar). Vamos descubriendo este nuevo (para nosotros) país. En seguida se aprecia la influencia de EEUU. Mucho establecimiento estadounidense, todos con zonas de parqueo (aparcamiento). Ya es de noche y las calles estan poco iluminadas. Son frecuentes los pitidos de los conductores para avisar que pasan, evitar accidentes, saludar, protestar...
Tenemos que atravesar tres municipios para llegar al hotel (Real Quality). Entramos por una zona de condominios de poder adquisitivo alto. Tropezamos con un poco de lenta caravana que añadida a la tardía hora de llegada y el cansancio acumulado nos inducen a realizar una frugal cena y una rápida encamada.
Al día siguiente, viernes 19 de agosto, nos levantamos a las 7h sobretodo inducidos por la inexistencia de cualquier artilugio que impida la entrada de luz en la habitación, ni persianas ni cortinas. Aquí se vive muy acorde con la luz solar, aproximadamente de 6 a 18h durante todo el año. Estamos cerca del ecuador y los días duran casi siempre lo mismo.
En el mismo hotel recogemos el Hyundai Tucson que nos transportará durante los próximos 13 días.
En estos momentos, en Costa Rica, como en muchos otros paises americanos no es época de vacaciones, durante el trayecto que haremos hoy veremos escolares regresando de sus escuelas, muchos de ellos en los autocares típicamente americanos.
Una cuestión que también nos salta a la vista es la gran cantidad de cables de todo tipo que cruzan todas las calles y carreteras que ireis descubriendo en algunas de las fotos que os enseñaremos ya que es casi imposible evitarlos.
Frecuentan, durante todo el trayecto, gran cantidad de vendedores de enseres, comidas y servicios: jocotes, lotería, fresas, tomates, patatas, aguacates, papayas, lechugas, pasteles de chocolate, de limón, bananas, sopa de mondongo, artesania maderera, botas y bolsos de cuero, hamacas, cestos de mimbre, etc.
Circundamos San José, una ciudad grande con edificios altos, servicios de todo tipo, y nos desviamos por la interamericana hacia el sur, es una carretera sencillamente espectacular, nos envuelve un verde espeso, ubicuo, generoso que sólo interrumpen algunos restaurantes, comercios o casas con sus techos de placas y tablones por paredes. En general son edificios sencillos, funcionales, sin pretensiones.
Por el camino empezamos a ver fauna doméstica: vacas, cabras, gallinas, caballos... También algún parque eólico.
La carretera va ascendiendo poco a poco por la sierra central pudiendo ver los valles de las dos vertientes.
Unas pequeñas hojas por la carretera...
Es frecuente la circulación de largos y ruidosos camiones con cabinas típicamente americanas y zonas de desprendimientos provocadas por los episodios de intensas y frecuentes lluvias.
Es difícil que pueda caber más verde, la gran humedad permite la proliferación de palmeras, helechos inmensos y omnipresentes, musgos, líquenes, enredaderas que suben, lianas que bajan... bromeliáceas en las ramas de los altos árboles...
La carretera sube tanto que nos permite mediante una breve subida de 15 minutos a pie ascender a la cumbre del Cerro la Asunción de 3.335 metros sobre el nivel del mar. Aquí ya hace más frío (12 grados), la vegetación sigue siendo espesa pero mucho más baja, negros suelos llenos de materia orgánica...
Bajamos la sierra y vuelve la selva. Paramos en el asador Candombe de San Isidro, buenísimos zumos, buena carne, buena trucha, immensa pizza...
Empieza a caer una ténue lluvia cuando vamos llegando a la costa pacífica. El bosque selvático llega hasta la misma costa llena de islotes y grandes olas.
Llegamos al hotel, nos parece el paraíso, piscina infinita con vistas al océano Pacífico y primer contacto con tucanes, pequeños reptiles, ranas, urubús...
Unas jugadas de cartas mientras cae el sol y las tormentas caen por el horizonte, una cenita y al catre que mañana nos volvemos a levantar prontito.
Bona nit!
Precioso y excelentes detalles y redaccion.
Muy buen artículo
Que disfruteis de unas magníficas vacaciones
Un abrazo
Me encanta como lo explicas
Precioso